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viernes, 21 de octubre de 2011

Por tierras del Cid

El domingo después de mucho tiempo de patear solo, salí con un grupo del club de montaña Los Rejos, al cual me he unido. La cosa iba de hacer una pateada por los montes Obarenes, en las proximidades de Pancorbo (Burgos)
El día empezó con algo a lo que no estoy muy acostumbrado, un madrugón, a las 6 de la mañana suena el despertador, el autobús que nos iba a llevar hasta Cubilla de la Sierra, lugar donde empieza la pateada, nos recoge a las 7 en la puerta de la iglesia, allí nos vamos juntando con caras somnolientas y el frescor de la mañana en las mejillas.

Todavía es de noche pero circulando por la meseta empieza a clarear

empieza a asomar el día en la autovía del camino de Santiago
El señor sol empieza a asomar por el horizonte y va ganando altura hasta regalarnos toda su luz y su calor





Viajando hacia el sol naciente

Llegamos a Pancorbo y a todos nos apetecía un cafelito, el día seguía fresco a pesar del sol, así que parada, café y cigarro y retomamos camino hacia Cubilla de la Sierra.
Un poco antes de llegar al pueblo nos deja el bus al borde de una pista donde iba a empezar la pateada, el sol empieza a calentar de lo lindo así que nos vamos sacando capas de encima, nos adentramos en un hayedo
El hayedo
Vamos ganando altura poco a poco sobre la alfombra de hojas que cubre el suelo entre las hayas, el ambiente sombrío es un tanto húmedo y gracias a las sombras el calor no se hace notar mucho, en la ultima parte encontramos avellanos, lo que alguno aprovecha para recoger alguna que otra avellana

Avellanos
 Tras subir la parte final mas empinada, salimos a la parte alta de la ladera cubierta de matorral, desde donde ya empezamos a tener un horizonte mas amplio

laderas del Cantoña
 Aquí hacemos una pequeña parada para reagruparnos y de paso echar una ojeada hacia el valle del Ebro, lo malo es que debido a la calima queda un tanto oculto

Por allá discurre el Ebro
 Otro tirón y nos plantamos en la Peña Maya

En Peña Maya
 Desde ahí salvando la pequeña colladina que los separa pasamos al Cantoña, el buzón de cumbre un tanto curioso, casi necesita manual de instrucciones para dejar una tarjeta

Buzón del Cantoña
 El panorama sobre la meseta burgalesa es espectacular y la vista alcanza hasta los Picos de Urbión

La meseta burgalesa
Una vez hechas las fotos de rigor, retornamos camino para seguir cresteando por la Verdina en dirección al Buey

Peña Buey
Por el camino encontramos otro buzón,

Un buzón en medio de la Verdina
 Antes de atacar Peña Buey encontramos un bosquecín ideal para reponer fuerzas y descargar peso de las mochilas, algunos mas que otros.
Y como no, una excursión sin tortilla es menos excursión

La tortillina
 Y todo un lujo asiático pastel para postre y la sorpresa fue el café, como no acompañado de su correspondiente orujo ¡Que no falte de ná!

Postre vasco
 ¿Y ahora quien se mueve? Pero no queda otra, así que mochila a la espalda y a continuar pateando, desde el Buey vemos lo que nos queda por recorrer, casi nada hasta la ultima cresta y la bajada

Mirando lo que nos queda, hasta allá lejooooooos
 En el Buey encontramos un original buzón

Buzón y vértice geodésico de Peña Buey
 A partir de aquí empezamos el descenso y ya cuando dejamos los montes atrás un vistazo a la Verdina, el sol sigue apretando, suerte de una ligera brisa que lo hace soportable

La Verdina
Llegamos al ultimo objetivo, la Fortaleza de Santa Engracia, construida en 1797 para defender el paso por el desfiladero de Pancorbo
Fortaleza de Sta Engracia
 Desde el fuerte podemos observar gran parte del recorrido, todo el cresteo y el descenso

Un vistazo a la pateada
 Desde la fortaleza nos queda un descenso de unos 400 m casi casi en vertical hasta Pancorbo, alguien dice que va muerto y los buitres agudizan el oído y empiezan a revolotear a nuestro alrededor ¡Yuyu!

Buitres al acecho
Por fin llegamos al bar donde por la mañana habíamos tomado café y donde nos esperaba el autobús, esta vez en lugar de el café, la cerveza fue la reina, que rica sabe después de una buena pateada.
Montamos en el bus y vuelta para Cistierna, volvemos a ir en dirección al sol, pero esta vez se esconde dando paso a la noche

De vuelta a poniente
 Una vez en el pueblo solo queda la despedida y cierre, pero antes habrá que echar la espuela, así que unas cervecitas en una terraza y comentando la jugada nos vamos despidiendo, pensando ya en la siguiente salida.

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