El domingo después de mucho tiempo de patear solo, salí con un grupo del club de montaña Los Rejos, al cual me he unido. La cosa iba de hacer una pateada por los montes Obarenes, en las proximidades de Pancorbo (Burgos)
El día empezó con algo a lo que no estoy muy acostumbrado, un madrugón, a las 6 de la mañana suena el despertador, el autobús que nos iba a llevar hasta Cubilla de la Sierra, lugar donde empieza la pateada, nos recoge a las 7 en la puerta de la iglesia, allí nos vamos juntando con caras somnolientas y el frescor de la mañana en las mejillas.
Todavía es de noche pero circulando por la meseta empieza a clarear
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empieza a asomar el día en la autovía del camino de Santiago |
El señor sol empieza a asomar por el horizonte y va ganando altura hasta regalarnos toda su luz y su calor
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Viajando hacia el sol naciente |
Llegamos a Pancorbo y a todos nos apetecía un cafelito, el día seguía fresco a pesar del sol, así que parada, café y cigarro y retomamos camino hacia Cubilla de la Sierra.
Un poco antes de llegar al pueblo nos deja el bus al borde de una pista donde iba a empezar la pateada, el sol empieza a calentar de lo lindo así que nos vamos sacando capas de encima, nos adentramos en un hayedo
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El hayedo |
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Vamos ganando altura poco a poco sobre la alfombra de hojas que cubre el suelo entre las hayas, el ambiente sombrío es un tanto húmedo y gracias a las sombras el calor no se hace notar mucho, en la ultima parte encontramos avellanos, lo que alguno aprovecha para recoger alguna que otra avellana
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Avellanos |
Tras subir la parte final mas empinada, salimos a la parte alta de la ladera cubierta de matorral, desde donde ya empezamos a tener un horizonte mas amplio
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laderas del Cantoña |
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Aquí hacemos una pequeña parada para reagruparnos y de paso echar una ojeada hacia el valle del Ebro, lo malo es que debido a la calima queda un tanto oculto
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Por allá discurre el Ebro | |
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Otro tirón y nos plantamos en la Peña Maya
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En Peña Maya |
Desde ahí salvando la pequeña colladina que los separa pasamos al Cantoña, el buzón de cumbre un tanto curioso, casi necesita manual de instrucciones para dejar una tarjeta
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Buzón del Cantoña |
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El panorama sobre la meseta burgalesa es espectacular y la vista alcanza hasta los Picos de Urbión
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La meseta burgalesa |
Una vez hechas las fotos de rigor, retornamos camino para seguir cresteando por la Verdina en dirección al Buey
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Peña Buey |
Por el camino encontramos otro buzón,
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Un buzón en medio de la Verdina |
Antes de atacar Peña Buey encontramos un bosquecín ideal para reponer fuerzas y descargar peso de las mochilas, algunos mas que otros.
Y como no, una excursión sin tortilla es menos excursión
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La tortillina |
Y todo un lujo asiático pastel para postre y la sorpresa fue el café, como no acompañado de su correspondiente orujo ¡Que no falte de ná!
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Postre vasco |
¿Y ahora quien se mueve? Pero no queda otra, así que mochila a la espalda y a continuar pateando, desde el Buey vemos lo que nos queda por recorrer, casi nada hasta la ultima cresta y la bajada
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Mirando lo que nos queda, hasta allá lejooooooos |
En el Buey encontramos un original buzón
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Buzón y vértice geodésico de Peña Buey |
A partir de aquí empezamos el descenso y ya cuando dejamos los montes atrás un vistazo a la Verdina, el sol sigue apretando, suerte de una ligera brisa que lo hace soportable
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La Verdina |
Llegamos al ultimo objetivo, la Fortaleza de Santa Engracia, construida en 1797 para defender el paso por el desfiladero de Pancorbo
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Fortaleza de Sta Engracia |
Desde el fuerte podemos observar gran parte del recorrido, todo el cresteo y el descenso
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Un vistazo a la pateada |
Desde la fortaleza nos queda un descenso de unos 400 m casi casi en vertical hasta Pancorbo, alguien dice que va muerto y los buitres agudizan el oído y empiezan a revolotear a nuestro alrededor ¡Yuyu!
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Buitres al acecho |
Por fin llegamos al bar donde por la mañana habíamos tomado café y donde nos esperaba el autobús, esta vez en lugar de el café, la cerveza fue la reina, que rica sabe después de una buena pateada.
Montamos en el bus y vuelta para Cistierna, volvemos a ir en dirección al sol, pero esta vez se esconde dando paso a la noche
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De vuelta a poniente |
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Una vez en el pueblo solo queda la despedida y cierre, pero antes habrá que echar la espuela, así que unas cervecitas en una terraza y comentando la jugada nos vamos despidiendo, pensando ya en la siguiente salida.
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