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viernes, 11 de noviembre de 2011

La collada de Anciles

Después de una semana sin tregua por fin el lunes salio el sol, había que aprovechar estos días en estas latitudes empiezan a ser un bien escaso, por lo que tome el coche para acercarme hasta Salamón, había visto unas fotos en la web de la collada de Anciles y tenia ganas de conocerla.
Deje el coche aparcado en Salamón y tomé la pista que enfila por el valle en dirección a la collada, nada mas salir del pueblo, se tiene a la vista la collada con lo que no hay perdida

Collada de Anciles
Con toda el agua caída los días anteriores la pista parecía mas un arroyo que una pista, esta transcurre al principio entre los prados y huertas del pueblo, para ir adentrándose entre las hayas al pie de las Pintas
Las Pintas
Toda la parte baja de la pista queda a la sombra, entre esto y la humedad, se nota el frescor en la cara y no estorba nada la ropa que llevo de abrigo, mirando hacia la izquierda veo los restos de la nevada de ayer entre las rocas del Llerenes, en el que todavía queda alguna nube enganchada a su cima
Pico Llerenes
Saliendo del bosque, por entre las copas de las hayas asoma las Pintas
Las Pintas desde el hayedo
Al remontar el hayedo la pista cruza hacía la izquierda del valle teniendo una nueva perspectiva de las Pintas y alcanzando a ver mas parte de su cima en la que también se siguen quedando agarradas algunas nubes

Las Pintas y el Llerenes
La parte alta del valle queda dividida por unas peñas y el sendero sigue por el que queda al lado del Llerenes hasta llegar a la Fuente de los Pastores y su refugio
Fuente de los Pastores
Las vacas me miran esperando a que termine de llenar la cantimplora para beber ellas, ríase usted de esas famosas aguas embotelladas, estas vacas si que beben buen agua y fresca, sobre todo fresca, como te descuides te dejas los dientes en un trago

Vacas montañesas
Después de un pequeño descanso en la fuente sigo subiendo, deteniéndome casi a cada cada paso para contemplar lo que tengo alrededor y disparar la cámara
Las Pintas
A cada paso las impresionantes Pintas se dejan ver un poco mas
Las Pintas
Entre las rocas que dividen el valle se abre paso el agua que viene de las Pintas

Las Pintas
uniéndose a las que vienen de la parte mas alta de la collada
Parte alta del valle
Las peñas del centro terminan

Las Pintas
Y puedo ver toda la cara norte de la peña
Las Pintas
Ya casi arriba, bajo una roca mana el agua que va formando el arroyo que baja hasta Salamón. Un abrevadero recoge el agua para que pueda beber el ganado
Recogida de agua
Ya desde arriba por un lado la parte alta del valle
Llegando a la collada
Por el otro el pantano de Riaño y las cumbres fronterizas con Cantabria y Palencia cubiertas de nieve

Pantano de Riaño desde la collada de Anciles
Por encima de la Peña Collada asoman las nieves del Yordas

Las primeras nieves en el Yordas
El lugar para almorzar y echar un rato deleitándose con el paisaje y el sol y la ligera brisa que sopla es todo un lujo
Collada de Anciles
La nieve caída ayer ha dejado un buen manto sobre el Espigüete, que asoma por encima del Jilbo

El Espigüete nevado tras el Jilbo
Abajo debido al bajo nivel del agua se pueden ver los restos de algún muro del pueblo de Anciles

Abajo los restos de Anciles
A mi espalda tengo el Llerenes
Pico Llerenes
Vuelvo sobre mis pasos por la parte alta del valle

Comienza el descenso
con las Pintas a la izquierda
Las Pintas
y el Llerenes a la derecha
Pico Llerenes
Entre los pastos altos mana el agua iniciando también el descenso
El agua brota entre los pastos
A la orilla del arroyo unas vacas parece que se están quitando el estrés, estoy convencido que los filetes de estas no tienen nervios
Estas no conocen el estrés

Un poco mas abajo llego al refugio de la Fuente de los Pastores
Refugio de la Fuente de los Pastores
El cielo se empieza a llenar de nubes cubriendo el valle de sombras
Valle de Salamón
Pero hoy hubo suerte, no tocaba llover
Valle de Salamón
Lastima que este tiempo duro poco al día siguiente volvió a llover

miércoles, 2 de noviembre de 2011

En el Valle del Río Oza

Con el cambio de hora a las 8 de la mañana ya clareaba y allí estábamos, delante de la iglesia, ya dispuestos para colocar las mochilas y bicicletas en los maleteros del autobús, la mañana estaba fresca, por lo que sin perder un minuto todos p'arriba que se está mas calentín.
Bajando por la vega del Esla el señor sol salió a saludarnos, tras haber estado toda la semana escondido

El señor sol nos saluda
El sol todavía no tenia fuerza para hacer desaparecer la escarcha que cubría los campos


campos cubiertos de escarcha
Después de una semana de lluvia y con previsión de otra semana con mas lluvias aun, el cielo hacía presagiar que íbamos a tener un día espléndido

Cielo otoñal
Con una breve parada en León para recoger a los Rejos capitalinos, llegamos a Ponferrada, donde tras un café para entonarnos, nos separamos en dos grupos, unos van ha hacer una ruta en bicicleta mientras el resto continuaremos en el autobús hasta Montes de Valdueza, donde comenzaremos la ruta a pie

El grupo sobre ruedas
La carretera va trepando entre viñedos

Viñedos del Bierzo
Desde lo alto vemos a lo lejos Ponferrada y la columna de vapor de la térmica de Cubillos

A lo lejos Ponferrada
La carretera se va adentrando en la montaña y cada vez se ve mas estrecha y con curvas mas cerradas, pero todo va sin problema, vemos una señal de limitación de altura y anchura y empiezan las dudas, hasta que llegamos a San Clemente de Valdueza y la cosa se pone difícil ¿Pasara el bus?
A ver si con una maniobra, encarándolo bien, a ver un poco a la derecha, ahora un poco a la izquierda, parece que no pasa

Paso estrecho
Y fue que no

No pasó
Hubo que desistir y nos dieron calabazas

Calabazas
Así que cambio de planes, mochila al hombro y empezamos a patear desde aquí, habrá que hacer algún km mas y unos cuantos metros mas de desnivel.

Comienza la pateada
Vemos unos indicadores en el pueblo que nos encaminan por una calle a tomar un sendero hacia Montes, allí se nos une un agregado con el que nadie contaba

"El Agregao"
Subimos hacia Montes entre castaños, cosa que aprovechamos para ir probando las ricas castañas bercianas, alguno de estos castaños tienen un tamaño espectacular

¡Pedazo castaño!
La senda al principio tiene una pendiente que hace resoplar a mas de uno, sin dar descanso a las piernas, pero por fin el camino se aplana a la vez que tenemos toda una panorámica del Valle del Oza con el Alto de las Berdiaínas por encima de todo


Valle del Oza

Con el sol en todo lo alto la pizarra del camino brilla como si estuviera mojada

Caminos de pizarra

Llegamos a Montes de Valdueza, aquí la pizarra brilla en los tejados

Montes de Valdueza

Aquí encontramos el monasterio de San Pedro de Montes, que si bien fue de los mas poderosos monasterios bercianos, primero el obispado de Astorga, que se desentendió de su mantenimiento, después la desamortización de Mendizábal lo dejó en estado ruinoso y a pesar que en el año 1931 fue declarado Monumento Nacional, hoy recuerda a las ruinas de Angkor Wat, con sus muros invadidos por raices

Monasterio de San Pedro de Montes
Continuamos bajo un arco entre sus muros para seguir camino a Peñalba


Monasterio de San Pedro de Montes
Otra vez caminamos entre viejos castaños que nos dan sombra en el camino

Castaños centenarios
Según ganamos altura los castaños dejan paso al matorral y en medio aparece una especie de escultura sin indicación alguna

No se que es
Vemos la collada que tenemos que salvar después de bajar hasta el arroyo

La collada
Cruzamos el arroyo que desciende de Pico Tuerto para rendir sus aguas al río Oza, mientras va jugando entre piedras y musgo

Arroyo del Pico Tuerto
Desde el arroyo sube un sendero pegado a las peñas, que entre la distancia recorrida, el desnivel salvado, el hambre que ya aprieta y la pendiente que tiene el senderín, parece que no acaba nunca

El Carballal
Pero todo llega, y nosotros también hasta lo alto de la collada cada cual se acomoda y empieza aquello de quitar peso a las mochilas para ponerlo en el estomago
reponiendo fuerzas
Una vez dado cuenta de las viandas y con un café y un chupito de orujo en el cuerpo ya todo es cuesta abajo

Bajando a Peñalba
En la bajada otra extraña figura, una especie de laberinto imitando los que hacían los celtas

Curioso laberinto
No se si por tener el estomago lleno o por el orujo, el caso es que la bajada se hace cómoda hasta el Arroyo del Silencio

Bajada hacia el arroyo del Silencio

Desde el arroyo tenemos delante nuestro el Valle del Silencio, donde se encuentra la cueva de San Genadio, que unos cuantos fueron a visitar

Valle del Silencio
El resto nos dirigimos directamente a Peñalba de Santiago, un pueblín encantador, con casas de piedra y tejados de pizarra, las calles empedradas por las que no circula ni coche

Peñalba de Santiago
Los que fuimos directamente al pueblo esperamos en la plaza aprovechando para un merecido descanso, hasta el "agregado" se apunto al descanso


Compañero de pateada
La iglesia, curiosamente se llama al revés que el pueblo, Santiago de Peñalba, fue construida en el año 937, de estilo mozárabe es también monumento artistico nacional desde el año 1931, pero ha tenido mas suerte que el monasterio de San Pedro de Montes


Iglesia de Santiago de Peñalba
La portada con arcos de herradura, denotan el estilo mozárabe de la construcción

Portada mozárabe
Esta iglesia tiene dos peculiaridades poco comunes, como son sus dos ábsides contrapuestos y su espadaña separada de la iglesia

Espadaña de la iglesia
Antes de volver a emprender la marcha no puedo resistir el hacer alguna foto mas de los rincones de Peñalba

Peñalba de Santiago
El sol ya solo da en las cumbres, así que sera cuestión de emprender la marcha hasta San Clemente para que no se nos haga de noche por el camino
Peñalba de Santiago

Antes que oscurezca una ultima mirada atrás para contemplar el paisaje de los Montes Aquilianos con su Valle del Silencio

Valle del Silencio
Una bajada rápida y sin perdida de tiempo, pero la noche nos alcanza y llegamos al autobús ya con la noche echada
Se nos hizo de noche
Vuelta para Ponferrada a recoger a los bicicleteros, una birra y vuelta a casa, todos contentos comentando las vicisitudes del día. Paramos en León para dejar a los compañeros de la capital y sin perdida de tiempo hasta Cistierna, donde cada oveja a su redil.